Los cristianos acostumbramos hacer la señal de la cruz al comenzar el día; antes de alguna actividad como trabajo, deporte o un viaje; al iniciar la celebración de un sacramento… continuamente nos persignamos en el nombre de Dios, es decir, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es una bendición que nos damos a nosotros mismos, demostrando la confianza que tenemos en Dios y pidiendo su protección y ayuda.
Hay dos maneras de persignarse: una forma sencilla, invocando la santísima trinidad (padre, Hijo y Espíritu Santo) mientras se traza una cruz sencilla de la cabeza al pecho y luego a los hombros. Pero hay otra forma más detallada para persignarse, trazando con nuestra mano cuatro cruces, mientras se dicen las siguientes frases:
Por la señal de la santa cruz + (trazamos una cruz en la frente)
de nuestros enemigos + (trazamos una cruz en la boca)
líbranos, Señor, Dios nuestro + (trazamos una cruz en el pecho)
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo + (trazamos una cruz grande en nuestra persona). Amén.
La señal de la cruz, es una manera sencilla de expresar nuestra fe en el único Dios que se nos ha dado a conocer en tres personas iguales y distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Piensa en esto la próxima vez que hagas la señal de la cruz.