Este domingo vamos a recibir varias lecciones fundamentales para nuestra vida de cristianos. Lo más importante es lo que Jesús explica ante un representante de la religión judía, siendo esto la esencia de la doctrina del Reino: amar al prójimo. La parábola del Buen Samaritano adquiere una importancia especial porque vivimos en un mundo en que muchos anteponen su bienestar o beneficio, a cualquier otra consideración, sin aceptar y admitir que hay mucho dolor y mucha pobreza en nuestro alrededor.
1.- Dios ha escrito en nuestro corazón las obligaciones con Él. Lo expresa Moisés en la primera lectura que es del Libro del Deuteronomio. Y esos preceptos del Antiguo Testamento siguen vivos en nosotros porque es obvio que Cristo no vino a eliminar la Ley de Moisés. Pero si a mejorarla, a engrandecerla.
S.- El salmo 68 es una oración personal ante el infortunio y la burla de los enemigos. Para nosotros también debe convertirse en plegaria personal a Dios en los malos momentos que, sin duda, todos pasamos.
2.- En la Carta a los Colosenses Pablo utiliza unas bellísimas palabras que forman un himno litúrgico que la Iglesia usa desde hace casi dos mil años. La carta a los Colosenses es una de las epístolas de San Pablo escritas en la cautividad de Roma y su contenido completo nos muestra la primacía absoluta de Cristo en el Universo y en la Iglesia.
3.- El Evangelio de San Lucas narra la parábola del Señor sobre el Buen Samaritano. En ella se expresa la oposición de Jesús a la dureza de la religión oficial de entonces. Deberíamos reflexionar hoy en nuestras actitudes respecto al prójimo. No vaya a ser que Jesús tenga que decirnos, un día, lo mismo a nosotros.