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San Mateo, una Comunidad Ecuménica de fe


"Venid a mí, TODOS los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.". (Mateo 11:28-30).

En la Catedral de San Mateo, somos una comunidad ECUMÉNICA de Fe. Aquí TODOS somos bienvenidos, no tratamos a nadie de manera diferente. Nuestra comunidad está formada de gente de muchos, variados y enriquecedores orígenes. Como iglesia ecuménica que somos, se nos exhorta a tener un profundo amor y aprecio por la diversidad de todos. La invitación es a fascinarnos y tener el deseo de conocer todo aquello que sea diferente. Exhortamos a mirar fuera de nuestra perspectiva local y abrirnos a un panorama más amplio; hay todo un gran mundo creado por Dios. El ecumenismo es una forma de vida, que se atreve a pensar globalmente y vivir en confianza con diferencias en comunidad. El Dios en el que creemos nos invita a ser UNO, a pesar de nuestras diferencias. Pidamos a Dios para que empecemos a evitar cualquier expresión, juicio o acción que equivoque la condición de las personas que son diferentes a nosotros o tienen diferentes creencias. La honestidad ecuménica significa que no juzguemos a los demás debido a sus limitaciones, ni que generalizamos sus posiciones con declaraciones como, 'esa iglesia es falsa," “...ese grupo no es bueno", "...esa gente no está rezando bien", "...esa iglesia no es válida."

No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois UNO en Cristo Jesús. (Gálatas 3, 28)

Cualquier logro del Reino de Dios en cualquier iglesia, es también un logro de todas las iglesias. Las distintas comunidades Cristianas no son como las corporaciones en el mundo de los negocios, donde las ganancias de uno se elevan a medida que la suerte de los demás cae. Cualquier pérdida de la verdad y de la vida divina en cualquier comunidad religiosa es una pérdida para Cristo y su Iglesia. El único triunfo que un cristiano busca es el de Jesús y su cruz. Nuestra rivalidad no es el uno contra el otro, sino contra el pecado.

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