Lecturas Dominicales:
Am 6,1-7; Tim6,11-16;
Lc16,19-31
Hoy las lecturas nos presentan dos modos de vivir completamente opuestos. El primero de ellos, es denunciado por el profeta Amós, se trata de la misma actitud del hombre rico que Jesús describe en el evangelio. Son aquellas personas que únicamente buscan su disfrute personal y se olvidan de los que sufren. El profeta les advierte que si continúan así, acabarán padeciendo una suerte similar a la de los que han despreciado.
La segunda forma de vivir es presentada por San Pablo cuando le pide a su discípulo Timoteo comportarse como un “hombre de Dios”, y menciona las cualidades que debe tener como discípulo de Cristo: justicia, piedad, fe, amor, paciencia, y delicadeza. Estas serían las cualidades propias de todo buen cristiano.
Quien cree en Jesucristo no puede estar ocioso ni ocuparse sólo de su propia satisfacción, y sobre todo, no ser indiferente ante el sufrimiento de los demás. Jesucristo es el camino que nos lleva a una vida plena, a una vida de total comunión con Dios y con los hermanos.