¿Cómo podríamos decir adecuadamente GRACIAS por todo lo que se nos ha dado?
Tendríamos que comenzar principalmente dándole gracias a Dios de que estamos aquí; a El, principalmente, gracias. Podríamos enumerar los detalles de nuestra salud, habilidades, talentos y características personales que nos han permitido abrirnos camino en el mundo. Daríamos gracias también a los miembros de la familia que estuvieron allí para nosotros y crearon un ambiente a través del cual pudimos madurar. Es posible que nuestra letanía de acción de gracias incluiría maestros y mentores y amigos, todos aquellos que en el camino nos dieron aliento, comprensión, aceptación y compañía. Daríamos gracias por el amor en nuestras vidas; por el gran regalo de los niños, los nuestros u otros; por el arte, belleza, historia e inspiración. Podríamos ofrecer gracias por la fe que hemos heredado o descubierto por nosotros mismos; por el país en que vivimos y las libertades que disfrutamos; por las segundas oportunidades, por la gracia de cambiar, por los momentos de juego y de descanso; y por la alegría que recibimos sin pagar o merecer.
Todo esto llega a nosotros sin esfuerzo alguno de nuestra parte. Hasta el menos digno a nuestros ojos tiene las mismas oportunidades de felicidad y las mismas razones para tener esperanza. Cuando nos detenemos para hacer la lista de lo que tenemos que agradecer, nos damos cuenta de que nos tomaría toda una vida decir gracias por todo y por todos. Podríamos comenzar ahora mismo; gracias por esa roca, ese árbol, esa flor, ese color, o podemos olvidar el inventario y vivir cada minuto de nuestra vida agradecidos, y dándonos cuenta que estamos aquí por amor de Dios.