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P. Tarcisio

Cuaresma, No sólo de pan vive el hombre


¿Se puede comer carne? ¿En qué consiste el ayuno? ¿Cuáles son las obras de caridad? ¿Qué pasa si no voy a misa el miércoles de ceniza? ¿Tengo que confesarme? ¿Por qué sustituir la carne con el pescado?

Estas y otras muchas preguntas nos hacemos los cristianos cuando llega el tiempo de Cuaresma. La liturgia nos invita a vivirla como un tiempo de sacrificio, de ayuno, de conversión personal, de preparación para la Pascua. Pero hay cosas que no nos quedan claras porque las circunstancias han cambiado; tales como la forma de hacer ayuno, de dar limosna, de entender la conversión, la participación en los sacramentos… y, lamentablemente, nuestro ritmo de vida no nos da oportunidad de ponernos a pensar en tantas cosas.

El alimento espiritual es tan necesario como el alimento material. Es tiempo de nutrir nuestro espíritu, es tiempo de convertirnos en mejores personas, mejores cristianos… y así prepararnos para celebrar la fiesta de la pascua, la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

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