La Pandemia del Covid-19 ha llevado al mundo entero a una situación, para muchos, inédita. Y las Iglesias han limitado el culto con público. En medio de este escenario, emerge la preocupación no solo por la salud física, sino también por la salud espiritual de todos. En las presentes circunstancias, el deseo de recibir el perdón de los pecados está presente. Sin embargo, no se puede acceder al sacramento, por el confinamiento en los hogares.
Para estos tiempos, la Iglesia ofrece formas alternas para ofrecer los bienes espirituales. Las normas de la Iglesia (canon 960) recuerdan que puede darse una imposibilidad física o moral que excuse de la confesión, como es la actual contingencia por la pandemia. En este caso, la reconciliación se puede tener por otros medios. Principalmente dos: 1). La absolución general (canon 961). 2). Y la contrición perfecta (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1452; canon 916). En el primer caso se requiere la presencia del sacerdote. Por otra parte, LA CONTRICION PERFECTA NO REQUIERE LA PRESENCIA DE UN SACERDOTE Y TODOS PUEDEN TENER ACCESO A ELLA. Esta conlleva tres elementos: 1). el arrepentimiento por los pecados; 2). el propósito de enmienda, es decir, de no volver a pecar; y 3). el propósito sincero de hacer la confesión sacramental apenas se pueda.
¿Cómo hacerlo? En un ambiente de oración, abre tu corazón, diciéndole todo aquello de lo que le pides perdón y prometes que apenas puedas confesarte lo harás; termina tu acto de contrición con la oración del Padre Nuestro, en gratitud por el perdón recibido. En las presentes circunstancias, muchos que desean estar en paz con Dios y consigo mismos pueden usar este camino para acercarse a la misericordia de Dios.
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