Este Domingo es la solemnidad de la Santísima trinidad. Es decir el nombre Dios Trino y uno. Creemos en un solo y único Dios, pero que se nos ha revelado en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En el antiguo Testamento Dios tiene varios nombres: Adonai, El Shadai, El Señor de los ejércitos, El todo poderoso, El Santo de Israel, El Señor de toda la tierra… pero entre todos esos nombres sobresale el tetragrama sagrado, es decir, cuatro letras del alfabeto hebreo que en español se escriben así: YHWH. La manera de leer este nombre sagrado ha sido un punto de discusión desde hace mucho tiempo. En realidad, se trata de un problema de vocalización de la palabra hebrea YHWH, que se da en diversas formas escritas y habladas, por ejemplo, puede leerse “Yahweh”, “Yahwé”, “Jahweh”, “Jahwé”, “Javé”, “Yavé”, “Jehová”...
Leemos en Éxodo, capítulo 3, que Dios se apareció a Moisés en una zarza ardiente y lo mandó al Faraón a hablar de su parte. Moisés le preguntó a Dios: «Pero si los israelitas me preguntan cuál es tu nombre, ¿qué voy a contestarles?». Y Dios dijo a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY». Así les dirás a los israelitas: YO SOY me manda a ustedes. Esto les dirás a ellos: YO SOY, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob me manda a ustedes. Este es mi nombre para siempre» (Ex. 3, 13-15).
En el hebreo bíblico no se escribían las vocales de una palabra sino únicamente las consonantes. Era bastante difícil leerlo correctamente, porque al leer un texto hebreo, uno mismo debía saber de memoria qué vocales tenía que pronunciar en medio de las consonantes. El nombre de Dios: «YO SOY» se escribía con estas cuatro consonantes: Y H W H que los judíos pronunciaban así «Yahvé». La pronunciación Jehová se deduce al transliterar la primera letra (yod) como una “J” en lugar de “Y” y la última letra (he) como una “A” en lugar de “E”.
Con el tiempo el pueblo judío optó por no pronunciar este nombre sagrado, puesto que la boca del hombre no es digna de pronunciarlo, así que cuando leen la Toráh en público, (lo que nosotros conocemos como Antiguo Testamento) generalmente hacen una pausa de silencio donde se encuentran esta palabra y la asamblea sabe a qué se refieren, o se sustituye por la palabra “ha shem”, que quiere decir: “el nombre”.
En Éxodo 34,6 encontramos esta definición: “Moisés pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él, proclamó: “Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel”.
Para nosotros, cristianos, Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. No es cuestión de entrar en discusiones teológicas. Pero sí de dejar que llegue a nuestro corazón un mensaje claro: Dios es amor.