Pablo y Bernabé fortalecen las comunidades que han fundado con la predicación y designan presbíteros, oran, ayunan y encomiendan al Señor a todos los creyentes.
Las primeras comunidades cristianas, por el trabajo de los apóstoles, van organizándose y quedando estructuradas con los medios espirituales que se requieren para continuar con el crecimiento en la fe y proseguir con la misión de abrir las puertas de la salvación a todos, más allá de Jerusalén y del pueblo judío.
Sin embargo, Pablo y Bernabé, son conscientes que no lo han hecho ellos, sino que “Dios ha actuado por medio de ellos”. Es El Señor Resucitado, El Dios de la Gloria, el que abre caminos nuevos a través de su Iglesia y a pesar de las tribulaciones o dificultades que se vayan presentando
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