1. TIPO DE SALMO: Himno de esperanza por la reconstrucción
En medio de la situación penosa después del exilio en las obras de reconstrucción del templo y la ciudad de Jerusalén, el salmista reconoce la liberación del destierro e invita a mantener el ánimo en la dura tarea de la restauración. La vida se reanuda en aquel amado lugar, que había sido destruido en la conquista de Jerusalén por el ejército del rey Nabucodonosor en el año 586 antes de Cristo.
2. LEER LA PALABRA.
Salmo 85 (84)
2Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob, 3has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, 4has reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira.
5Restáuranos, Dios salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros. 6¿Vas a estar siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad?
7¿No vas a devolvernos la vida, para que tu pueblo se alegre contigo?
8Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
9Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón».
10La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra; 11la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan;
12la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo; 13el Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
14La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.
¿Qué dice el texto?
En el original hebreo del Salmo aparece varias veces el verbo shûb, que significa “volver”, “regresar”, indica el regreso de los que habían sido deportados a Babilonia, pero también significa un «regreso» espiritual, es decir, la «conversión». Así que la reconstrucción física de la ciudad deberá ir acompañada de una reconstrucción personal en su relación con Dios.
vv.3-4 En este «regreso» el Señor revela su amor al perdonar la maldad de su pueblo, al borrar todos sus pecados, al reprimir totalmente su cólera, al frenar el incendio de su ira.
El Salmo declara que la paz y la salvación se ofrecen «a los que se convierten de corazón» (v. 9).
En lo versículos 10-14 se describe un mundo nuevo, en el que el amor de Dios y su fidelidad, como si fueran personas, se abrazan; del mismo modo, también la justicia y la paz se besan al encontrarse.
Este salmo es pues una plegaria, un canto de acción de gracias al Dios que los ha salvado: “Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob.” Pero el retorno no ha sido fácil; de nada sirve reconstruir el exterior si no hay una reconstrucción interior, una verdadera conversión
3. MEDITAR LA PALABRA. ¿Esta lectura dice algo especial para ti?
Ante los fracasos o los cambios que hacemos en nuestra vida, cuántas veces hemos comenzado de nuevo. Queremos reconstruir, queremos iniciar una nueva etapa, dejando atrás los tropiezos, las malas decisiones, los vicios, pero esos cambios deben empezar desde nuestro interior, desde nuestras convicciones. Podemos cambiar de ciudad o de país, podemos cambiar de casa, pero si no cambiamos nuestros defectos, nuestros vicios y mala conducta entonces las cosas seguirán igual.
4. ORAR CON LA PALABRA. ¿Qué le dices tú a Dios?
Restáuranos, Dios salvador nuestro…Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Dios, que anuncias la paz a tu Pueblo, a tus amigos y a quienes se convierten a ti de corazón; que acojamos el don de la paz que tu Hijo nos dejó y podamos colaborar en el mundo con nuestras buenas acciones.
5. CONTEMPLAR LA PALABRA. ¿Cómo cambia tu mirada?
Los verdaderos cambios no empiezan del exterior, sino de nuestro interior. Sabiendo que, como personas siempre estamos llamados a reconstruir, a cambiar y renovarnos. El Señor hará su parte, él nos dará la lluvia y la tierra dará su fruto. Colaboremos también nosotros para que se encuentren la justica y la paz, la misericordia y la fidelidad.
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