Todos aquello que tenemos el privilegio de ser padres de familia, somos responsables de motivar a los miembros de la familia a hacer oraciones familiares, con el fin de dar gracias y pedir guía a nuestro Dios.
Como sacerdote he conocido y hablado con un gran número de padres de familia… y muchos han admitido que sus oraciones familiares son irregulares y que no las hacen la mayoría de las veces. Otros dicen que tratan de hacer su oración familiar una vez al día; y los demás se justifican diciendo que nunca pueden reunir a toda la familia.
Esta actitud ligera en cuanto al asunto vital de la oración no nos ayuda mucho como cristianos. La recomendación es que tengamos momentos de oración familiar frecuentes.
En mis conversaciones con ustedes, me he dado cuenta que muchos encuentran que la mejor hora es antes de alguna comida, que es cuando la mayoría de los miembros se encuentran en casa; estas oraciones no tienen que ser largas, especialmente si hay pequeñitos. Todos los miembros, inclusive los pequeñitos, deben tener la oportunidad de participar verbalmente en ellas”.
La oración puede ayudar a nuestra familia a resistir las tentaciones del enemigo y, por medio de ella, podemos recibir fuerza y la habilidad de superar más eficazmente los problemas. En calidad de padres de familia enseñemos a nuestra familia a orar; y la mejor manera de enseñar este principio es por medio del ejemplo; si hacemos el esfuerzo de orar con ellos, nuestros hijos aprenderán la importancia de orar y lo pondrán en práctica en su vida.
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