La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo ¿Qué nos dice la Palabra de Dios en este día?
Primer Lectura (Dt 8,2-3, 14-16): A su pueblo en necesidad en el desierto, Dios le dio maná del cielo para comer y agua de la roca para beber, y así pudieran marchar hacia la tierra prometida. Hoy Dios nos da a nosotros la eucaristía, en nuestro camino hacia él.
Segunda Lectura (1 Cor 10,16-17): Nosotros cristianos, dice San Pablo, somos uno -o deberíamos ser- como cuerpo de Cristo, la Iglesia, pues compartimos juntos el único cuerpo eucarístico de Cristo.
Evangelio (Jn 6,51-58): En la eucaristía Jesús es el pan que nos sustenta y nos ayuda a crecer en su vida; él es nuestro vino de alegría y resurrección.
La pandemia del Covid 19 nos ha obligado a permanecer encerrados durante un largo tiempo. Esto nos ha hecho extrañar los lugares de trabajo, de estudio, de diversión, de esparcimiento, y por supuesto, también la comunidad cristiana a la que pertenecemos. De pronto ya no pudimos participar en la misa los domingos, hemos dejado de recibir la comunión del cuerpo y sangre de Cristo, y lo extrañamos. Gracias a Dios, los medios electrónicos y las redes sociales nos han permitido continuar participando en las misas virtualmente, pero siempre con esa sensación de que algo nos falta: la reunión con los hermanos, el saludo de mano, la comunión sacramental.
Ahora que empezamos a retomar nuestras actividades, quizá valoraremos más la Eucaristía, el escuchar la Palabra de Dios, el recibir el Sacramento de la Comunión. Pues nos damos cuenta, como el pueblo de Israel, que caminaba por el desierto, que necesitamos el alimento divino para tener fuerzas y seguir adelante por el camino de la vida. Necesitamos esas palabras de aliento y la bendición de Dios para caminar seguros y sin temor.
Hoy Jesús nos vuelve a decir: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”.
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