La Virgen de Guadalupe, se presentó como la “Madre del verdadero Dios por quien se vive”; y vino para consolar, para atender las necesidades de los más pequeños, sin excluir a nadie, para abrazarlos como madre solícita con su presencia, su amor y su consuelo.
Algunos países están en guerra, hay injusticias, carestía, pobreza, sufrimiento, hambre. Y a pesar de todo, la fe y el amor nos enseñan que también este es un tiempo propicio de salvación, en el que el Señor, a través de la Virgen, sigue dándonos a su Hijo, que nos llama a ser hermanos, a dejar de lado el egoísmo y la indiferencia, invitándonos a hacernos cargo los unos de los otros, yendo al encuentro de los más olvidados.
La Virgen de Guadalupe quiere encontrarse con nosotros, como lo hizo con Juan Diego en el cerrito del Tepeyac. Quiere quedarse con nosotros. Nos suplica que le permitamos ser nuestra madre, que abramos nuestra vida a su Hijo Jesús y acojamos su mensaje para aprender a amar como Él. Ella vino para acompañar al pueblo en este camino tan difícil. “Soy tu Madre”, nos dice, la Madre del amor por quien se vive.
Comments