Según la Tradición la Virgen María se le apareció a Santo Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del Monasterio de Prouilhe (Francia), con un “Rosario” en las manos que le enseñó a rezar y se lo entregó para que lo promoviera. Con el tiempo se fue difundiendo el rezo del rosario para contemplar los misterios de Cristo bajo el amparo de María.
Esta oración cristológica, meditada y contemplada con María, contiene en sí todos los misterios de la vida de Jesús, que, como uno de tantos, vivió el gozo y el esplendor, el sufrimiento y la muerte, pero, sobre todo, la gloria de la resurrección. Misterios que María hizo suyos en su corazón y nos da ejemplo para unirnos a su Hijo.
P. Claudio
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