Tenemos la costumbre de hacer la presentación de los niños en la Iglesia para que sean bendecidos. Se trata de una expresión de fe que manifiestan las familias por sus hijos. Esta tradición tiene sus orígenes desde mucho antes del nacimiento de Cristo. No es una obligación, es decir, no lo tenemos que hacer. Pero es una tradición significativa para la familia.
La presentación de niños está basada en la ley de Moisés (Éxodo 13:2) en la cual se presentaba al Señor a todo primogénito como una manera de reconocer a Dios como el dador de la vida. También la presentación de niños está basada en el incidente en la vida de Jesucristo cuando los padres traían a sus hijos al Señor para que pusiera sus manos sobre ellos y los bendijera (Lucas 18, 15). En la presentación de niños se asume que los padres están haciendo un compromiso delante de Dios de que ellos no solo criarán a su con los valores cristianos, sino que también se asume que ellos serán un buen ejemplo para el niño.
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