
La liturgia de este sexto domingo del Tiempo Ordinario nos presenta una enseñanza fundamental sobre la vida cristiana: la bienaventuranza de quienes confían en el Señor y la advertencia para aquellos que ponen su seguridad en el mundo.
Las lecturas de la Palabra de Dios nos invitan a examinar en qué o en quién estamos depositando nuestra confianza o nuestra seguridad… qué camino estamos siguiendo en nuestra vida.
Porque El Señor es el único que puede darnos una verdadera y duradera felicidad. No momentánea y pasajera. Cristo es nuestra esperanza de resucitar de entre los muertos y vivir en plenitud.
P. Claudio
Comments