El evangelio de hoy nos presenta tres parábolas de Jesús: la parábola del trigo y la cizaña, la parábola del grano de mostaza y la parábola de la levadura en la masa. Las tres son para explicar cómo actúa y cómo está presente el reino de Dios en nuestro mundo. De estas tres, solamente una viene explicada, la del trigo y la cizaña, esta explicación nos ayuda a entender cómo es que, en medio de tantas cosas buenas, puede haber tantas cosas malas y qué hace Dios para resolver esos males.
Las parábolas del grano de mostaza y la levadura, destacan fuerza de Dios escondida en lo que no se ve, en lo pequeño; esos acontecimientos que parecen insignificantes pero que, en su momento, florecen y da fruto como la semilla de mostaza, o transforman y enriquecen como la levadura en la masa. Quizá muchas veces nos duele y nos preocupa ver tanta maldad en el mundo y nos preguntamos por qué Dios permite todo eso, o por qué no borra definitivamente la maldad. Estas parábolas nos invitan a hacer algo para cambiar eso que no nos gusta de nuestra realidad; no importa si son acciones o gestos pequeños, porque toda acción buena es como la semilla o la levadura que puede mejorar y transformar nuestro mundo.
P. Tarcisio
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