En este último domingo de Adviento, coincide también la Nochebuena… Y, San Pablo nos invita a exultar de alegría por el gran regalo que nos ha sido dado y reconocerlo con enorme gratitud, pues es la obra de amor que nos afianza en el camino de la vida.
El anuncio alegre del nacimiento del Redentor en Belén cierra el ciclo de la espera. Las promesas de Dios al rey David de consolidar su casa, tiene cabal cumplimiento con el anuncio del Ángel a María… y, ella se convierte en el eslabón que une el Adviento y la Navidad.
María, la desposada con José de la estirpe de David, dio a luz al heredero para consolidar su trono eterno, ya que su reino no tendrá fin y con El reinaremos también nosotros.
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