Los textos bíblicos que nos propone la liturgia de este domingo XXVI del Tiempo Ordinario nos revelan a Un Dios generoso, que no discrimina ni excluye, sino que derrama su gracia y su Espíritu sobre todos, sin distinción.
La primera lectura, del libro de Los Números, nos habla de Eldad y Medad que, llenos del Espíritu de Dios, profetizan en el campamento de los israelitas. Josué pide que los detengan… pero, Moisés responde que desea que todo el pueblo recibiera, como Eldad y Medad, el Espíritu del Señor y todos fueran profetas.
También el texto evangélico, refiriéndose a un desconocido que expulsaba demonios “en nombre de Jesús”, el Maestro ordena a sus Apóstoles que quieren detenerlo: “No detengáis al que actúa en mi nombre”.
Este Domingo, el mensaje es: Descubramos la fuerza del Espíritu Santo que actúa más allá de las fronteras y los limites que los hombres pretenden imponer.
Fr. Claudio
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