Lecturas Dominicales: Is 62, 1-5; Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-11
Este Domingo se nos presenta el texto de las bodas de Caná, donde Jesús convierte el agua en vino. Caná era un pequeño poblado vecino de Nazaret, donde vivía Jesús. Allí se celebran unas bodas y la Virgen María, Jesús y sus discípulos fueron invitados.
Los judíos de ese tiempo festejaban las bodas por espacio de tres, cuatro, e incluso más días. Era necesario proveerse de lo necesario para atender a los invitados. Los novios tienen el problema de quedarse sin vino. La Virgen María, siempre atenta y servicial, se entera de la situación, y le comenta a Jesús lo sucedido.
El Señor le contesta que su tiempo de revelarse como Dios no ha llegado y por lo tanto parece que no va a comprometerse en este asunto. Sin embargo, La Virgen María, les dice a los sirvientes: “Hagan todo lo que Jesús les diga”. El Señor entonces actúa y sucede el milagro: no solo el agua quedó transformada en vino, sino que además este vino era de la mejor calidad.
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