En la primera lectura, una mujer sunamita mostró generosidad y hospitalidad al ofrecer cobijo y alimento al profeta Eliseo.
Esta buena acción se verá recompensada por la bendición del profeta y ya que ella no tenía hijos, Dios la premió con un hijo.
El evangelio de Mateo de este domingo enseña que vivir la fe cristiana no es fácil, porque vivir conforme a los valores del evangelio implica ir contracorriente, y convertirse en blanco de críticas hasta de las personas más cercanas a nosotros.
Sin embargo, aquellos que reciben a los discípulos de Jesús serán bendecidos, porque al recibirlos a ellos reciben al mismo Jesús. ¿Qué puede ser más valioso que la familia? Y todavía nuestra fe en Cristo está en el primer lugar. “El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa mía, la encontrará” (Mt 10, 39).
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