¿Quién es o quién debería ser el cristiano en el mundo?
Las lecturas bíblicas de este domingo nos dan una idea de cómo podemos responder a esta pregunta. Isaías, en la primera lectura, nos dice que Dios está cerca del que tiene fe y lo iluminará con su luz para ayudar a los necesitados. Por eso, todo aquel que comparte su pan con el hambriento, abre su casa al pobre sin techo, viste al desnudo y no da la espalda a su hermano, brilla e ilumina…
El evangelio nos dice que el cristiano ha de ser como la sal que purifica y preserva, que da sabor; pero también deberá ser luz que ahuyenta la oscuridad. Esta identidad cristiana no se basa solamente en los discursos elocuentes o bellas palabras, como menciona el apóstol Pablo en la carta a los Corintios, sino en el buen ejemplo de vida.
¿Cómo puedo saber si soy un buen cristiano? Si renuncio a oprimir a los demás y evito todo gesto amenazador o palabra ofensiva; si comparto el pan con el hambriento y ayudo a las necesidades del humillado. Sin la luz del sol, el mundo se queda a oscuras y no podemos orientarnos ni disfrutar de la vida en medio de las tinieblas. Los discípulos de Jesús pueden aportar la luz que necesitamos para orientarnos, ahondar en el sentido último de la existencia y caminar con esperanza.
Comments