La primera lectura presenta la visión de alguien que viene sobre las nubes del cielo a presentarse ante aquel Anciano que representa a Dios Padre, y ese alguien es semejante a un hijo de hombre a quien se le da la soberanía, la gloria y el reino
Los apóstoles contemplan aquel maravilloso espectáculo que los dejó extasiados, y Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí!” Porque cuando un cristiano vive una experiencia religiosa extraordinaria, un encuentro especial con el Señor en un tiempo de oración, siente el deseo de prolongar la experiencia.
Si perseveramos en la fe, escuchando la Palabra y esforzándonos por llevarla a la práctica, tendremos paulatinamente una experiencia de transfiguración a lo largo de nuestra vida e iremos contemplando más y más la divinidad de nuestro Redentor.
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