El evangelio de hoy describe la visita de María a su prima Isabel. Las dos se conocían. Eran parientes. Pero en este encuentro descubren, la una en la otra, un misterio que no conocían todavía y que les llena de mucho gozo. Isabel está más próxima, está en el sexto mes y el niño que nacerá se llamará Juan, nombre que significa “Dios es generoso”. Este niño se alegra al escuchar a María, la madre de Jesús, quien ha llegado para ayudar a su madre. María demuestra que, sin pretender grandezas o privilegios por ser la elegida de Dios, sigue siendo una mujer humilde de Nazaret que sabe servir a los demás. Ambas mujeres han creído y ahora aguardan alegres a que se cumpla lo que les fue anunciado.
María vivió el Adviento más profundo y real, como una madre encinta que aguarda con júbilo el momento del parto, el momento de dar a luz al esperado de los pueblos, al anunciado por los profetas, al Emmanuel, a Dios hecho hombre. “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo que se llamará Emmanuel” (Isaías 7,14).
La navidad es definida como tiempo de paz y esperanza, ¿pero esperanza en qué? Tiempo de alegría, ¿pero alegría de qué? También nosotros estamos invitados a estar alegres y a tener esperanza; ojalá que éstas sean por la oportunidad de encontrarnos, reconciliarnos y servir a los demás.
Comentários