Jesús nos pregunta “¿quién dices que soy yo?”. Nos pregunta para que revisemos nuestra relación con él. ¿Qué le podemos responder? ¿Conocemos cada vez mejor a Jesús? ¿Quiénes se acercan a nuestra iglesia pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?
No podemos conformarnos con lo que otros dicen. Es necesario responderle a Cristo con nuestras propias palabras y desde la verdad de nuestro corazón: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” Aquí no valen las respuestas dadas por nuestros padres, amigos, maestros, compañeros... Cada uno, desde su libertad y autonomía, tiene que responder, directamente, esta pregunta.
Cristo, el Hijo de Dios, es Aquel que puede cambiarnos la vida. Si Jesús ya nos cambió la vida entonces podemos dar testimonio de quién es Él en nuestra existencia, no sólo en lo que decimos, sino en cómo ha cambiado nuestra manera de ser, y en cómo hemos vivido y afrontamos cada día.
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