El tema del amor de Dios llena hoy nuestro pensamiento. La primera lectura nos muestra que el amor de Dios no tiene acepción de personas y que la salvación tiene un carácter universal, como bien lo demuestran los hechos sucedidos en la casa del centurión Cornelio. Dios quiere que todos los hombres se salven y a todos les es ofrecida el perdón de sus pecados.
La segunda lectura hoy hace una afirmación donde define al ser divino: Dios es amor. Conocer a Dios, escucharle, seguirle, es sinónimo de vivir en el amor, de experimentarlo vivamente y hacerlo propio. Por lo tanto, quien no ama, no ha conocido a Dios.
El evangelio nos presenta un momento de intimidad entre Cristo y sus apóstoles: “Ya no los llamo siervos; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre”. El amor de Cristo es expresión del amor del Padre. Así como el Padre ha amado a Cristo, así Cristo nos ha amado a nosotros.
P. Martin
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