DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO
Bartimeo, el ciego que alcanza de Jesús la curación de su ceguera, más allá del milagro mismo, representa como al encontrarnos con Jesús, no podemos ya permanecer a las orillas del camino, sino convertirnos en seguidores de Cristo que camina hacia la culminación de su Misión en la Ciudad Santa.
La curación verdadera será el seguirle con prontitud, abandonando el manto, pues ahora ya brilla en nuestra vida la fe y la esperanza que nos pone en camino.
Bartimeo ya no se queda al margen, ni regresa a Jericó, tampoco se encierra en su alegría de haber recuperado su vista; mas bien toma la determinación de seguir a Jesús hasta Jerusalén, en el camino que le conducirá hacia la Cruz, hacia la entrega de su vida. La vista recuperada le hace ver un Dios nuevo, capaz de iluminar su corazón y seguir a Jesús hasta donde sea necesario.
Ayudemos a muchos que están o se sienten marginados a encontrar a Jesús que es El Camino, La Verdad y La Vida.
Fr. Claudio
Comentários