En el lenguaje de la fe, arrepentirse implica tomar conciencia de que se ha obrado mal y la determinación de corregirlo. Requiere también la voluntad de cambiar y rectificar nuestro proceder clarificando nuestros criterios y forma de pensar. En otras palabras, enderezar el rumbo y volver al camino correcto.
Nuestra naturaleza humana, dañada por el pecado, nos lleva continuamente a desviarnos de los caminos de Dios. Nuestra reacción deberá ser retomar el camino correcto, el que nos indica Dios en su Palabra revelada y adecuar nuestra voluntad a la voluntad divina como lo pedimos en la oración del Padrenuestro.
En esta cuaresma la Iglesia nos propone intensificar nuestra oración y la escucha de la Palabra de Dios que nos sensibiliza y dispone a una actitud de constante conversión para retornar a la senda correcta.
P. Claudio
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