Esta semana la Carta a los Efesios, capta el espíritu de Pablo y su constante llamada a la unidad: Un solo cuerpo, espíritu, esperanza, fe, bautismo, y Dios de todo. Sin embargo, Pablo advierte, la verdadera unidad cristiana sólo puede lograrse al vivir tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; con humildad, mansedumbre y paciencia. ¿Qué tan bien vivimos esta trinidad de virtudes Cristianas? Examina tus fortalezas y debilidades. ¿Qué puedes hacer para compartir tus dones espirituales y materiales con los demás para que ellos y tu mismo estén satisfechos.
Ellos iban a llevárselo para hacerle rey. Jesús estuvo a punto de ser el rey de los Judíos, el día en que alimentó a las multitudes. Pero ¿de qué serviría eso? Israel había tenido muchos reyes. Los Reyes nunca establecieron unidad en Israel, y los reyes resultaron no ser mesías como su llamada lo intentaba. Los reyes construyeron ciudades y templos, recaudaban impuestos, establecían ejércitos, peleaban batallas , regían en ocasiones, y preparaban a sus hijos a que los sucedieran.
Los reyes también traicionaban a su pueblo, hicieron coaliciones equivocadas, arreglaban matrimonios políticos para consolidar sus alianzas, permitían santuarios para acomodar las religión de sus esposas extranjeras, y llevaron a la nación a los brazos de Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma.
Así que cuando Jesús se da cuenta de que las multitudes están dispuestas a ponerle como rival de Herodes, en agradecimiento tal vez por un almuerzo gratis, Jesús se escapa. Él llevará una corona un día, de espinas. Lo van a proclamar rey un día, cuando sea sentenciado a la ejecución. Hasta entonces, él hará caso omiso de los honores mundanos. "El profeta que había de venir al mundo" no tiene necesidad de otros títulos.
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