Nos acercamos al final del ciclo, en el calendario litúrgico de la Iglesia. Con la fiesta de Cristo como Rey del Universo. Nuestra mirada, de fe y de esperanza, se enfoca en la segunda venida del Señor: Su venida gloriosa al final de los tiempos. Mirar al futuro le da sentido a nuestro presente.
Pensar en nuestras realidades ultimas es alimentar nuestra actitud vigilante para revisar nuestro caminar cotidiano hacia el encuentro definitivo con Cristo, “esperamos su venida gloriosa, la resurrección de los muertos y la vida eterna” como lo expresamos en nuestro Credo cada domingo.
La parábola de las doncellas en la boda nos sitúa ante las distintas actitudes que podemos tomar ante esta situación. Las diez debieron haber estado preparadas para la llegada del novio. El Señor es el novio y nosotros desconocemos su momento. No sabemos ni el día ni la hora, y cada uno tenemos actitudes diferentes de esperar la manifestación última y definitiva de Dios… la consumación plena del Reinado de Dios.
Como las doncellas preparadas, con aceite en sus lámparas, podremos ser admitidos al banquete del Señor a compartir la mesa de la fiesta celestial.
P. Claudio
Comments