Primer Lectura (Dan 7,13-14)
Segunda Lectura (Ap 1,5-8)
Evangelio (Jn 18:33b-37)
Con esta Solemnidad de Cristo Rey del Universo concluye el Año Litúrgico, el ciclo de lecturas bíblicas que hacemos en cada misa. Todas las lecturas que hemos escuchado a lo largo de este año nos conducen a reconocer a Jesucristo como nuestro Rey. Aunque la palabra “Rey” nos hace pensar en poder, riquezas, esplendor, no son esas características las de nuestro Rey y Señor; porque él lleva una corona de espinas, vestido con un manto de púrpura para burlarse de él como de un rey farsante, y de pie como un criminal acusado ante Pilatos, quien representa a los poderes del mundo. ¿Cómo podemos reconocer la verdadera identidad de Cristo como Rey? Precisamente en el rey no de poder y riqueza, sino de verdad, entrega, amor y paz.
El evangelio de Juan relata el dialogo entre Jesús y Poncio Pilato, el procurador romano. En un determinado momento, Pilato hace esta pregunta clave, misma que nos ayuda a entender el reinado de Cristo: “¿Conque tú eres rey?” Jesús le contestó: “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.
Así que todos lo que los reconocemos a Jesucristo como nuestro Rey, hemos de escuchar su voz; hemos de aprender de su enseñanza y cumplir sus mandatos; a vivir en la verdad, en el servicio, en el respeto y en el amor mutuo.
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