Los primeros 19 versículos de la oración sacerdotal que presenta el evangelio de Juan, pareciera que Jesús ora sólo por el grupo de los doce apóstoles ¿Pero, y los demás cristianos? ¿Acaso Jesús tiene en cuenta solamente a aquellas primeras generaciones de cristianos? Entonces encontramos esta otra petición: “No te ruego sólo por ellos, sino también por aquellos que a través de su palabra creerán en mí” (v.20). Allí es donde se amplía la misión y la protección del Padre a lo largo de todas las generaciones, en esas palabras estamos incluidos también nosotros.
Así mismo, es muy importante notar la petición de Jesús: “quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.” Este destino final, glorioso, al lado de Dios Padre, está destinado para todos aquellos que se mantengan fieles a su enseñanza, es decir que cumplan con el mandamiento del amor.
Si alguien nos preguntara: ¿Quieres ir al cielo? ¿Qué le responderías?
Y si dices que quieres ir allá, de la manera que actualmente vives y a tratas a los demás, ¿crees que mereces el cielo? ¿Hay algo que tendrías que cambiar en tu vida para merecer semejante promesa de Jesús?
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