Lecturas Dominicales:
Sab 9, 13-18;
Fil 9-10,12-17;
Lc 14, 25-33
Jesús nos llama a una elección radical, nos propone ponerlo a él en un primer lugar absoluto, Cristo debe estar en la cumbre de nuestras preferencias. Sólo de esta forma radical es posible seguirle de verdad, ser realmente discípulo suyo.
Pero esta preferencia por Cristo no significa una disminución del amor que debemos a nuestra familia. Al contrario, la elección absoluta a favor de Jesús como nuestro único Señor y Maestro viene a purificar y fortalecer nuestra capacidad de amar a todos. Preferir a Jesús es el mejor modo de amar de verdad y sin egoísmo a padres, hijos y hermanos.
Si nosotros, para construir torres y ganar batallas, hay que contar con los recursos adecuados, también para poder llegar a ser verdaderos discípulos de Jesús tenemos que estar dispuestos a estar en contacto vivo con el Maestro, que nos enseña, y hace crecer en nosotros la paciencia y el servicio a los demás.
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