"Levántate y vete.
Tu fe te ha salvado".
Hoy se nos presenta la grandeza del alma de dos hombres extranjeros que padecían de la lepra: Naamán el sirio (Primera lectura) y un samaritano (Evangelio). Ambos relatos ponen de relieve la calidad de la fe de aquellos personajes que, sin ser del pueblo judío, nos dan a entender que el llamado de Dios sobrepasa las fronteras de Israel y está destinado a todos los hombres.
San Pablo, en la segunda lectura, nos participa su esperanza de compartir el triunfo de Cristo porque ya está compartiendo de su pasión y sufrimiento por causa del Evangelio.
Que nosotros también nos vayamos purificando por el sufrimiento hasta quedar aliviados de cualquier lepra espiritual que nos separe de Dios y de su Iglesia.
P. Claudio
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