La resurrección de Jesús es algo que no se puede callar, pues representa esperanza para todo aquel que sufre y que no alcanza a ver más allá del final marcado por la muerte.
Un sepulcro vacío, las vendas y el sudario abandonados fueron pruebas suficientes para descartar la posibilidad de un robo, y para recordar lo que en repetidas ocasiones Jesús les comunicó: “Al tercer día, resucitaré”. Pero para poder llegar a la certeza de esta promesa y creer que así fue, los primeros cristianos tuvieron que pasar por muchas dudas. Incluso la carrera desesperada de Pedro y Juan en dirección al sepulcro, expresan la búsqueda de todo aquel que quiere respuestas, que quiere comprobar por si mismo que la resurrección es algo real.
Que la resurrección de Jesus nos traiga esperanza en medio del pesimismo, y contra aquellas voces que nos dicen que no hay nada más allá del límite de la muerte. Hoy es un día para renovar nuestra fe en la Resurrección de Cristo que es también nuestra propia resurrección.
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