Primera Lectura (2 Cr 36,14-16, 19-23): Dios Da a Su Pueblo Nuevas Oportunidades
Segunda Lectura (Ef 2,4-10): Todo es gracia.
Evangelio (Jn 3,14-21): Salvador por la Cruz de Cristo
La primera lectura cuenta el regreso de los israelitas deportados en Babilonia; y el salmo canta el profundo dolor que sentían mientras se encontraban lejos de Jerusalén. Aquel destierro fue consecuencia del pecado del pueblo. Pero su liberación no fue causada porque los deportados se hubiesen convertido sino por puro amor de Dios que inspira al rey Ciro para que decrete la liberación.
Esta es la prueba de que “Dios nos ama, y hace hasta lo imposible para que nosotros podamos salvarnos”. Así lo afirma san Pablo, cuando escribe a la comunidad de Éfeso: “La Misericordia y el amor de Dios son muy grandes… ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios”. Esto mismo lo expresa el apóstol san Juan en su evangelio: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”.
P. Tarcisio
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