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Reflexión de la Palabra de Dios, Segundo Domingo de Adviento, 5 de Deciembre



Lecturas Dominicales: Baruc 5:1-9; Filipenses 1:4-6, 8-11; Lucas 3:1-6

Las lecturas de este domingo nos abren a la esperanza. Todos sabemos que los poderes de este mundo, por muy negativos o malvados que sean, no pueden cambiar los planes de Dios. El Señor siempre encuentra la forma de acercarse a las personas de buena voluntad. Mantengamos siempre la confianza de que Dios nunca nos abandona.

La palabra de Dios vino sobre Juan el Bautista, un hombre cualquiera, no uno de los poderosos. Juan comienza a predicar no en las grandes ciudades, sino en el desierto. El desierto es el lugar en que Israel se formó como pueblo, recibió la alianza y escuchó las promesas divinas. Con Juan en el desierto, Dios renueva la experiencia religiosa originaria de Israel y empieza el cumplimiento de aquellas promesas.

La Palabra del Señor también hoy llega a nosotros, busca personas de buena voluntad que la reciban y la transmitan. Escuchemos con el corazón la voz de Cristo. La palabra de Dios nos impulsa a vivir de una manera mejor en nuestra familia y a transmitir lo que Dios quiere decirnos, de modo que todos vean la salvación de Dios.

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