Lecturas Dominicales:
Prov 8, 22-31; Rom 5, 1-5; Jn 16, 12-15
Jesús nos invita a relacionarnos de manera confiada con Dios Padre, a seguir fielmente sus pasos como Hijo de Dios hecho hombre, y a dejarnos guiar y alentar por el Espíritu Santo. Nos enseña así a abrirnos al misterio santo de Dios.
Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano y bueno, al que todos podemos invocar como Padre querido. Jesús nos muestra que Dios es bondadoso y tiene compasión infinita. Tenemos un Dios Padre que nos comprende, nos quiere y nos perdona como nadie.
Jesús nos dice que Dios Padre desea construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Para esto necesitamos acoger al Espíritu Santo, la fuerza, el impulso y la energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa.
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