"Bienaventurados los que no han visto y han creído."
Las lecturas de esta semana nos recuerdan que el tiempo de Pascua es en referencia a la celebración de la RESSURRECCION de Jesús, y de que tenemos que hacer algo al respecto. Las lecturas están llenas de mensajes sobre la LLAMADA y el EVIO A LA MISION.
El libro de los Hechos habla de cómo "con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús."
La primera carta de Juan manda a los hijos de Dios a amar.
Y en el evangelio, Jesús envía a sus discípulos con su Espíritu a un ministerio de misericordia.
Cuando la gente lee o escucha esta historia de Jesús, tienden a centrarse en el personaje de Tomás y su relación con los demás discípulos y con Cristo mismo. Para algunos Tomás es el único que se atrevió a dudar, mientras que para otros es un héroe de la fe por mantenerse en su papel y creer sólo hasta después de haber visto, tocado y oído al Señor.
El último punto de la historia, sin embargo, se dirige a su audiencia futura: Que los futuros creyentes, que no son capaces de decir que han "visto al Señor" o tocar sus heridas de la misma manera que los discípulos, son igualmente bendecidos; ellos también "creen que Jesús es el Cristo", a pesar de no verlo ni tocarlo. Jesús "nos envía" a todos con el mismo Espíritu con el que envió al equipo inicial y original de los apóstoles. Incluso el poder de perdonar es para la iglesia entera, el "los envío" y el "a los que le perdonen sus pecados" es dirigido para toda la comunidad entera. La llamada de fe siempre ha sido un gran privilegio y una responsabilidad muy grande también.
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