Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor
Lecturas del Domingo: Hch 10, 25-48; 1Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17
Cristo nos invita a permanecer unidos a Él. Sólo así podemos dar fruto en nuestra vida. Al escuchar hoy su Palabra entendemos que ese fruto que nos invita a dar es el amor. Quien vive en Cristo no puede permanecer en el odio, en el rencor o la desconfianza, en la indiferencia hacia los necesitados o encerrado en los prejuicios.
“Dios es amor” (1Jn 4, 8). Jesús nos dice que si hemos de amarnos unos a otros es precisamente porque el Padre le ha amado y Él nos ha trasmitido ese mismo amor y, por eso, así como Él permanece en el Padre, nosotros hemos de permanecer en Él. Nos invita a ser una familia en su amor.
El amor es un don, un regalo de Dios. Cristo nos ha mostrado el amor “más grande”, que consiste en dar la vida por nosotros sus amigos. Cristo ha pagado por nuestros pecados, es decir, por nuestra incapacidad de amar. Practicar el amor, orar, ser amables y serviciales es estar unidos en su amor
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