Tercer Domingo de Cuaresma: ¿Qué nos dice la Palabra de Dios? Marzo 15
El encuentro de Jesús con la mujer Samaritana es un excelente ejemplo del crecimiento de nuestra fe en Jesús. Se trata de un esfuerzo por dejar a un lado nuestros intereses vanos, reconocer la verdad de nuestra propia existencia, para que, purificada nuestra mirada, nuestra mente y nuestro corazón, dejemos nuestros prejuicios, incluso nuestras falsas ideas de Dios para que seamos capaces de reconocer en la persona de Jesús a nuestro Salvador.
El agua viva de Jesús nos purifica del pecado y nos abre a la fe. Dios nos está buscando, cualquiera que sea nuestra cultura o nuestra tradición o nuestra historia personal Jesús se hace encontradizo, nos invita a dialogar con él. Nos invita a que le platiquemos sobre lo que creemos, sobre nuestros temores y sobre nuestros enojos, sobre lo que nos sucede en la vida, sobre nuestra situación actual y sobre nuestra historia personal. En todo eso estaba ocupada la mujer samaritana.
La presencia de Jesús, el dialogo con él, nos ayuda a romper toda barrera cultural, quita los prejuicios y nos da la confianza de su Palabra que nos enseña y nos ayuda a ver la vida de una manera diferente, de una forma renovada. Es el agua espiritual lo que el mismo nos ofrece. Es el agua de su amor. Para vivir nuestra fe “en espíritu y verdad”.
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