Lecturas Dominicales: Hech 3, 13-19; 1Jn 2, 1-5; Lc 24, 35-48
La Palabra de Dios en este domingo enseña, a los que nos reunimos cada domingo a celebrar la Eucaristía, que cristo nos llama para hacernos familia. Cristo Resucitado hace de nosotros una comunidad reunida en torno a su Palabra y al Pan compartido.
Observemos que el Evangelio de hoy indica que los discípulos se reunieron no por propia iniciativa, sino convocados por sus experiencias personales de fe que los llevó a reunirse de nuevo. No venimos a la Iglesia a cumplir una obligación sino a escuchar al Señor Resucitado que nos explica las escrituras y nos hace comprender su presencia en la Iglesia en la apariencia del pan y el vino.
No se trata nada más de “ir a misa”, sino de participar, y dejarnos tocar por la Palabra de Cristo. Sentir la emoción de aquellos primeros discípulos que se encontraron con Jesús Resucitado. En la Misa se nos comunica una gracia capaz de transformar nuestras vidas. Aprovechemos cada domingo para encontrarnos con Dios para vivir nuestra fe en familia y en la Iglesia.
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