
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
Durante el tiempo de Cuaresma hay quien dice que, en caso de no cumplir estrictamente con los preceptos religiosos o acciones propias de este tiempo, se corre el riesgo de graves peligros. ¿Pero será verdad esto?
El evangelio de este domingo aborda precisamente esta problemática con dos acontecimientos que causaron conmoción entre los discípulos de Jesús, y que la mayoría de la gente pensaba que habían sucedido como castigo. El primero fue una matanza de galileos que hizo Pilato en el templo mientras ofrecían sacrificios. Y el segundo, un accidente donde Estaban construyendo una torre, la cual se desplomó y aplastó a dieciocho personas.
Cualquiera podría pensar que aquello sucedió para castigar a gente mala. Pero Jesús les aclara que por morir de ese modo no significa que fueran más pecadores que los demás. Sin embargo, esas tragedias sirven de ejemplo para revisar la propia vida, sirve de llamado deatención para valorar a las personas, los momentos de compartir. Nadie tiene la vida comprada, pues en cualquier momento se puede llegar al fin. En muchas cosas tal vez se nos ofrezca una segunda oportunidad, pero tratándose de la vida, no. ¿Y si hoy fuera mi último día, qué haría? ¿Qué cosas me hubiera gustado cambiar o mejorar? ¿Qué decisiones evitaría?
P. Tarcisio
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